Me engaño al pensar que tal vez lo que empezó como diversión,
y que está obligado a ser así y nada más, porque así lo quieres,
pueda llegar a ser puro, eterno, o al menos cierto.
Me engaño cuando al pensar en vos,
me convenzo de que quizás, vos también estés pensando en mí.
Que tal vez tengamos una oportunidad en este aprieto,
entre carreras, casa, oficina y responsabilidad.
Que pueda surgir algo bueno, de este oscuro mar de dudas y confusión.
Que un beso baste para calmar las ganas.
Me engaño al pensar que puedo seguir en la farsa de que no te quiero,
que puedo sonreírte, abrazarte, sin sentir que te quiero, y saber que no me lo puedo permitir y que además no lo crees si te lo digo.
Me engaño aun más, si albergo la esperanza de que vos podas amarme algún día, o al menos que me necesites como yo quiero.
Porque sé que yo no puedo ser la mujer que necesitas.
Gracias al destino por hacernos coincidir en esta vida,
por conocerte, por tu sonrisa, que aunque no me pertenezca, fue mía, aunque sea un instante.
La verdad es que no me puedo conformar a vivir un amor apurado, la mitad de una pasión, a robar besos, y mendingar tu tiempo, a soñarte mío, a resignarme y creerte mi amigo, y saber que no podes serlo, porque la verdad me gustas demasiado para eso.
La verdad es que me recordaste una parte de mí, que había olvidado, recordé mi pasión, mis ganas de amar, de enamorarme, de vivir un gran amor, de vivir a plenitud, aunque no pueda ser con vos.
Es tan díficil saber la verdad; que no queda más que arriesgarse tratando de buscarla, o por lo menos acercarse a ella. Nunca encontraremos nuestro amor soñado, sin embargo esa no es la razón para seguir buscando, porque el amor soñado es algo o es un ideal egoísta. Pero lo más importante es esa pasión que comenta al final, esa pasión que le da luz a los días.
ResponderEliminargr.
Gracias..estoy de acuerdo.
ResponderEliminar