Construcción de un Edificio Espiritual

Nace una idea, más no todos con gloriosa acogida la rumean.

Conceptualizo vigorosamente  mi edificio; como un todo, una manera.

Crece la idea y apropiadamente analizo mi edificación personal

de quien piensa y deseoso sueña ver los frutos de la higuera.

Los cimientos la base primordial de mi sistema estructural compuesto,  

a una con la inmortal frase “lo que una siembra eso cosecha”.

Así pues mi labrador corazón  satisfecho está por los aportes

cuando resumo con mis manos todo aquello a mi derecha.

Sea marco; sea dual, independientemente de lo que use, 

anhelo encontrar esa verdad absoluta, MI VERDAD.

Aquella capaz de vivificar en síntesis mi forma de actuar,

cuando abundan los factores que podrían derribarme.   

En hora buena llega la cubierta,  inicio la guerra contra la intemperie

y meteorizar mis conflictos existenciales "in situ" quiere con certeza.

Pero; ¡No lo logrará! ¡Lo sé! ¡Lo siento! fracasa el sismo en el intento,

pues resistencia brota de mi rígido pensar  en momentos de flaqueza.

Más así cimentado en roca firme incapaz de perecer, hoy como
constructor de mi propio edificio espiritual y en méritos de quien me ha dado esa virtud.

Es la dúctil y óptima confianza quien me desplaza de campo en campo: 

cuando logro confirmar el objetivo desempeño que me motivó  a edificar.