martes, 19 de junio de 2012

Aquella noche


Las dulces notas de tu voz viajan a través de una noche oscura.
Oscura como no recuerdo nunca haber visto ninguna.
La brisa fresca me rejuvenece y me crea inseguridad,
que en una noche especial como esta no debería albergar.

Las buenas noticias son siempre motivo de alegría
 aunque a mí me provoquen lágrimas de alegría, y resignación
 de que son otros los que se funden en un abrazo de celebración contigo
 y cada vez más me convierto en solo un recuerdo incierto de tu imaginación.

Si me has amado, aunque sea un poco, lo desconozco,
pero en aquella noche no importa.
La densa oscuridad me absorbe y eres mi único norte,
lo único que puede salvarme, como siempre,  son tus ojos.

Esa noche como ninguna otra, miro en tus pupilas
 algo que pocas veces he visto, y que me da el valor de besar tu mano,
de sentir tu piel, y por unos pocos minutos al ser golpeado por una suave brisa en mi cara,
sentirte mía.

Después de ese instante de gloria la obscuridad se disipa y te amo aún más.

1 comentario: