Las dulces
notas de tu voz viajan a través de una noche oscura.
Oscura como
no recuerdo nunca haber visto ninguna.
La brisa
fresca me rejuvenece y me crea inseguridad,
que en una
noche especial como esta no debería albergar.
Las buenas noticias
son siempre motivo de alegría
aunque a mí me provoquen lágrimas de alegría,
y resignación
de que son otros los que se funden en un
abrazo de celebración contigo
y cada vez más me convierto en solo un
recuerdo incierto de tu imaginación.
Si me has
amado, aunque sea un poco, lo desconozco,
pero en
aquella noche no importa.
La densa
oscuridad me absorbe y eres mi único norte,
lo único
que puede salvarme, como siempre, son
tus ojos.
Esa noche
como ninguna otra, miro en tus pupilas
algo que pocas veces he visto, y que me da el
valor de besar tu mano,
de sentir
tu piel, y por unos pocos minutos al ser golpeado por una suave brisa en mi
cara,
sentirte
mía.
Después de
ese instante de gloria la obscuridad se disipa y te amo aún más.
Muy bello...
ResponderEliminar