Ciertamente
tu figura ausente
malogra mi mañana.
No es tristeza,
sino una maraña
de repudio y pereza.
una búsqueda obsesa
de vaciar mi cabeza:
sacar tu perfume,
eliminar tu presencia
que parte y regresa
de manera lúgubre
cada alba,
cada tarde,
cada luna que abandona
la noche que arde
en memorias de fuego,
que encendió, como un juego
aquella mil veces olvidada
que yo aún recuerdo.
Ya no conozco tu nombre,
aunque aparezca impreso
en cada espacio en blanco
que en mi camino encuentro.
Ya no recuerdo la hora,
cuando acelera mi pulso
tu voz que entona
este himno convulso.
Ya no recuerdo tu rostro
de belleza regia,
que resalta tu abandono
en fotografías sepia.
Cada alba,
cada tarde,
cada luna que abandona
la noche que arde
en memorias de fuego,
que encendió, como un juego
aquella mil veces olvidada
que yo aún recuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario