Mis ojos se convirtieron en azules zafiros,
Reflejando los destellos del Mar Caribe.
El calor del sol de Cartagena se confundía,
Con el calor que a mi corazón su recuerdo traía.
Hasta ese día ignorante vivía,
De que ella el amor de mi vida sería;
Y que la ciudad amurallada tú falsearías.
Aquel collar de piedras preciosas marcaría mi vida,
Como símbolo de la epifanía acaecida;
Cuando mi vida en vos pasaba inadvertida.
Me aferro a mi binomio fantástico,
Donde mis gotas de sudor llenan tu rostro
Y mis lágrimas humedecen la tierra.
Nunca olvidaré aquel maravilloso día,
Donde la ilusión y la vida mi corazón llenarían.
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